En la estación, al mirar por la ventana del buscarril hacia la boletaría, visualizo el castillo. No dejo de pensar en lo que había pasado.
Tiempo atrás estaba buscando algún trabajo distinto al de la posta y cuando supe de que el gringo jubilado, Mister O´Ryan, necesitaba de quien lo cuidara, fui hasta su hogar. Su señora había fallecido hace 20 años atrás. La gripe española que asoló a Europa en la década de los veinte fue la causante de su muerte. El viejo me contó que la gripe era tan fuerte que hacía que los cuerpos desaparecieran de la faz de la tierra y que aquellos cadáveres estaban malditos. Siempre pensé que el maldito era él y que su mujer se había arrancado de su lado, pero él necesitaba de quién lo cuidara y yo el dinero para salir de este pueblo.