Mi trabajo en el hipódromo tiene de todo un poco, no obstante, el cuidar de caballos se ha convertido en algo vital, al sentirme parte de este hermoso linaje.
Hoy me toca sacar a Bucéfalo a dar unas vueltas, que es el fina sangre favorito de mi patrón. Después de peinarlo, con suficiente tiempo para admirar su increíble estilo, le ajusto la montura. En la pista, comenzamos con unos trotes cortos. Voy sintiendo su fuerte respiración, y la mía se va fundiendo, lentamente, a la de él. Cada pequeño salto, lo percibo como propio, y el viento nos mueve la cabellera, exponiendo nuestro poderío...